Premios San Gil 2013

El premio al sangil más largo, con una longitud de 58 metros, ha recaído en el grupo Juniors de Enguera. En su elaboración han participado más de 150 niños. Y el premio Accésit en esta categoría ha recaído en los niños de la calle Ocho de marzo.

En la sección artística ha sido premiado un bufacandil (saltamontes) y un abanico de María Eduarda Aparicio, el criterio de los jueces ha tenido en cuenta la creatividad y la tradición. El premio Accésit en esta categoría se ha otorgado a unas típicas orejetas de bufacandil de Irene García Martínez.

“Nosotras antes aquí en la calle San Miguel hacíamos un San Gil larguísimo”

• Gente de Enguera

Teresa Sánchez Balaguer (“La del Río”) y Maruja Marín Tortosa (“La sincalsas”)

Teresa y Maruja recuerdan su primer premio fallido en esta festividad pasados más de 40 años.

¿Cómo vivieron en su infancia la festividad del “San Gil”?
Nosotras antes aquí en la calle San Miguel hacíamos un San Gil larguísimo, luego por la noche había que quedarse a vigilarlo para que no lo rompiesen o lo estropearan, sacábamos café y el día de San Gil salíamos a llevarlo a la iglesia. Los mayores, los pequeños, todos.

Un año nos dieron el primer premio, pero hubo chanchullo y nos lo quitaron, porque había los que había entonces y una vez no dijeron que el premio era para el San Gil de la calle San Miguel, luego rectificaron y dijeron que había sido una equivocación. Nos quedamos muy despagadas y ya no volvimos a hacer otro, pero disfrutábamos mucho.

“Toda la vida conozco esta fiesta, y desde pequeña he participado”

• Gente de Enguera

Carmen Aparicio Marín, conocida como “La Chilena”, de 89 años

Carmen Aparicio sigue disfrutando de la fiesta elaborando los ramilletes a sus nietos y sobrinos para que participen en el San Gil.

¿Cómo era el San Gil en su infancia?
Antes dejábamos el San Gil después de la procesión, que lo dejaban en la puerta del cura, cogíamos la bolsa y nos íbamos al colegio. No como ahora que la fiesta dura toda la mañana.

Siempre ha habido uno que era el más grande. Había una familia que tenía una carnicería enfrente de la iglesia, que eran los Pareja, eran muchos hermanos, y cogían tanto hinojo que lo tenían que traer en un carro.

“En Enguera, hasta las piedras son diferentes”

• Gente de Enguera

Amparo Canet, de 94 años

Amparo Canet, hija predilecta de Enguera, rememora su participación en esta fiesta a la que asistía desde que era una niña a pesar de que su residencia habitual era Mallorca.

¿Cómo vivió el San Gil en su infancia?
A mis 94 años me acuerdo que el mes de septiembre lo pasaba en Enguera, porque procuraba que me cogiese el día 1 aquí para ver el San Gil porque desde muy niña resido en Mallorca. Desde siempre, tengo verdadera ilusión por San Gil.

Yo, aunque vivía en Mallorca aunque el día de San Gil procuraba estar en Enguera, porque siempre me ha gustado mucho esa fiesta y cantábamos la canción. Ahora me siento en el Bar Industrial, en primera fila, acompañada de numerosos amigos con los que recordamos tiempos pasados, destacando la festividad de San Gil.

En Mallorca es muy frecuente llamar a los hombres Gil, y aquí en Enguera no hay ninguno, pero la fiesta es la más bonita del año porque participan todos los niños, con sus abuelas, con sus vecinos y al Ayuntamiento no le cuesta nada.

“Es una fiesta muy importante porque es nuestra, solo nuestra, pertenece solo a los enguerinos”

• Gente de Enguera

Matías Almela Piqueras, de 21 años

Matías Almela, como representante de la Asociación Juniors “San Gil” de Enguera, nos cuenta su experiencia activa en esta fiesta propia de este municipio.

Como representante de la Asociación Juniors Enguera, ¿qué va a aportar esta organización a la festividad del San Gil 2013?

Nosotros, aparte de colaborar con el Ayuntamiento realizando talleres y demás, lo que hacemos es un San Gil de unos 12 o 14 metros, según la cantidad de hinojo que recojamos. Y además adornar al Santo y llevarlo en procesión.

¿Qué opinión tienes de esta fiesta tan antigua?

Creo que es una fiesta muy importante porque es nuestra, solo nuestra, pertenece solo a los enguerinos, por lo tanto, hay que darle la distinción que toca. Sin pasarnos tampoco, porque hay que mantener lo que es la fiesta en sí, las raíces básicamente. Es el día del desfile luego el añadido de los premios. Me parece muy bien la iniciativa que ha tomado el Ayuntamiento de Enguera de hacer actividades para los niños, invitar a la gente a que salga a la calle, pero debería ser así, simple, sin demasiados añadidos.

“Yo, como cualquier enguerino, tengo grabado el olor del San Gil”

• Gente de Enguera

Entrevista a Matías Aparicio Simón, de 81 años

Matías Aparicio destaca el impacto que tuvo la guerra en esta festividad y cómo los enguerinos han tomado el nombre de “San Gil” para designar al propio hinojo.

¿Cómo vivió en su infancia la festividad del “San Gil”?

Me pilla en una época muy especial: en tiempo de guerra. De 1936 a 1939 no se hizo nada de San Gil, por lo menos yo no recuerdo nada, las cosas relacionadas con San no era posible realizarlas. A raíz de la posguerra sí que resucitó y empezó la tradición otra vez, y los chiquillos empezamos a hacer ramos de hinojo.

¿Qué diferencias encuentra en la actualidad respecto a su época en relación con esta festividad?

Yo diría que no hay mucha diferencia en cómo los chiquillos, no digo la fiesta luego en la calle, los chiquillos decían: “che que mañana es San Gil, que hay que recoger sangiles por ahí. Y los abuelos les decían que no se preocupasen que entre ellos y los padres recogían el San Gil. O mañana a tal hora te recojo y nos vamos a coger sangiles”. En ese sentido, lo sustancial es lo mismo. La afición de buscar, “en tal partida hay muchos”, o “yo tengo unas cuantas matas, ya te cogeré”. La sustancia del San gil es esa: que con los familiares y chiquillos salían a coger hinojo, que nosotros llamamos “San Gil”. Le hemos puesto un nombre al hinojo. Y luego en las casas, los padres, los abuelos y abuelas hacían los racimos, más artísticos o menos, como pasa hoy, con menos follón de gente, pero el olor era el mismo, el olor de las calles era el mismo, que lo tengo yo grabado. Y luego coger los ramos y colgarlos, era lo mismo. Y el ir a la Iglesia. Lo que pasa que no había tanto jaleo ni tanta multitud y tanta fiesta cuando era chiquillo, que como hay ahora.

“Las tradiciones son las raíces de los pueblos y hay que velar porque se mantengan”

• Gente de Enguera

Entrevista a Milagros Garrigos Gaya, de 94 años

Milagros Garrigos, a sus 94 años, recuerda la festividad del “San Gil” en su infancia cuando con un ramo de hinojo era suficiente para disfrutar de esta fiesta. Desde entonces reseña los cambios se han ido introduciendo adaptándose a los nuevos tiempos.

¿Cómo vivió en su infancia la festividad del “San Gil”? ¿Cómo era su san gil y cómo lo elaboraba?

En mi infancia los manojos se elaboraban de distintos tamaños, pero mayoritariamente largos. Utilizábamos materiales como papel de seda para decorar las banderetas, y las realizábamos a cuadritos o de otras maneras. También cortábamos una caña y palitos para que hincaran bien en el hilo del manojo, y se enganchaba todo bien fuerte, con la finalidad de que no se soltase fácilmente. Y cuando oíamos tocar las campanas todo el pueblo corría a la plaza de la Iglesia, donde el cura procedía a bendecir los hinojos. Al terminar esta, comenzábamos un paseo recorriendo las principales calles de Enguera, tal como se hace ahora, desde la Plaza de la Iglesia hasta la Plaza del Convento. Para la ocasión, las madres nos ponían guapas, eso quería decir que sacábamos el vestido más nuevo y limpio. También las madres preparaban chocolate y pastas para hacer algo especial ese día y sentir que estábamos de fiesta.

¿Qué diferencias encuentra en la actualidad respecto a su época en relación con esta festividad? ¿Por qué considera que Enguera ha sido capaz de mantener durante tantos siglos esta celebración?